Cuando una pareja está enamorada y contemplando el matrimonio, los asuntos financieros a menudo están lejos de sus mentes. Aun así, es importante abordar el papel que jugará el dinero en el matrimonio, ya que los problemas financieros pueden dañar incluso la relación más fuerte.
El momento de lidiar con los asuntos de dinero es antes de la boda, no después. Demasiadas parejas no hablan seriamente sobre el dinero hasta después de casarse, y eso puede llevar a algunas sorpresas inesperadas y desagradables.
Las parejas a menudo se sorprenden al descubrir lo lejos que están en asuntos de dinero. En muchos casos, uno de los cónyuges es un ahorrador dedicado, mientras que el otro es un gastador dedicado.
Este desajuste obviamente puede conducir a problemas en el futuro. Resolver estos asuntos importantes y llegar a un acuerdo con anticipación es la mejor manera de evitar problemas futuros.
Por ejemplo, las parejas pueden acordar que todas las compras por encima de una cierta cantidad de dólares se discutan por adelantado, mientras se dan la libertad de hacer pequeñas indulgencias de vez en cuando. Esto puede ayudar a reducir la tensión financiera en el matrimonio sin que los miembros de la pareja se sientan privados o resentidos.
Hablen sobre las finanzas antes de casarse
Las parejas también deben tener una idea aproximada de dónde se encuentra financieramente cada pareja antes del matrimonio.
No es necesario revisar cada estado financiero y factura línea por línea, pero una comprensión básica de la condición financiera es esencial. Esto permite a las parejas identificar posibles puntos problemáticos temprano y trabajar en mejores hábitos financieros como pareja.
Repasar las finanzas antes de la boda también les da a las parejas la oportunidad de discutir estrategias de inversión.
Cada pareja tiene metas financieras a corto y largo plazo, pero las parejas pueden tener ideas muy diferentes sobre cómo alcanzarlas.
Una persona puede desear ir a lo seguro cuando se trata de invertir, mientras que el otro puede sentirse cómodo asumiendo más riesgos. Es importante resolver estas diferencias y acordar una estrategia que sea aceptable para ambos.
Eso podría significar separar el dinero de la inversión en grupos separados, uno para cada uno. También podría significar discutir cualquier movimiento financiero con anticipación, o asignar algo de dinero para inversiones seguras y otros fondos para oportunidades de crecimiento a largo plazo.
Incluso podría significar que uno de los cónyuges tome la iniciativa en la inversión mientras que el otro se sienta y hace recomendaciones periódicas. En cualquier caso, la clave está en mantener abiertas las líneas de comunicación y mantener todas las decisiones de inversión abiertas y transparentes.
Después del matrimonio: Compartir el dinero
Una de las cosas más difíciles de hacer para las parejas es asignar los gastos del hogar de manera justa cuando uno de los miembros de la pareja gana significativamente más dinero que el otro.
Esa diferencia en el poder adquisitivo puede parecer insignificante al principio, pero a medida que pasa el tiempo puede convertirse en un verdadero problema, especialmente si los dos también tienen diferentes hábitos de gasto y ahorro.
Muchas parejas sienten que la forma más justa de asignar los gastos del hogar es simplemente dividir todo por la mitad, pero esa asignación puede no ir bien con el cónyuge de menores ingresos.
Una alternativa que las parejas pueden usar es asignar los gastos en función de una base porcentual.
Para fines ilustrativos, considera una pareja donde un cónyuge gana $7,000 por mes y el otro gana $3,000 por mes. En este caso, el cónyuge con mayores ingresos pagaría el 70 por ciento de los gastos del hogar, y el otro cónyuge se encargaría del 30 por ciento restante.
Eso asegura que cada cónyuge contribuya con una parte proporcional de sus ingresos al mantenimiento del hogar. Esta estrategia también puede ser discutible, pero a menudo funciona mejor que una división directa de 50/50.
El resultado final sobre el dinero y el matrimonio
Lidiar con el dinero no es fácil para las parejas; sin embargo, es una consideración importante. Los problemas financieros son los responsables de un gran porcentaje de rupturas y divorcios, por lo que conseguir este aspecto antes del matrimonio es absolutamente crucial.
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