No hay duda de que estamos viviendo tiempos muy inciertos (p. ej., inflación, volatilidad del mercado de valores) y pocas cosas inquietan más a las personas que la incertidumbre sobre el futuro.
¿Qué hacer? A continuación, te sugiero ocho estrategias para lidiar con la incertidumbre:
1. Observa tus reacciones emocionales
El estrés emocional a menudo hace que las personas tomen malas decisiones. Cualquier evento estresante absorbe nuestro “ancho de banda” mental y en esas condiciones podemos pasar por alto las opciones viables que están disponibles para todos. Una buena manera de “reducir la velocidad” y evitar decisiones precipitadas es desarrollar el hábito personal de escribir tres formas posibles de manejar una situación incierta y los pros y los contras de cada opción. Tómate el tiempo para realizar una breve investigación (en línea y/o a través de contactos personales) para fundamentar cuál de las opciones son viables.
2. Desarrolla una mentalidad proactiva
Esto significa reconocer, aprender y planificar los posibles resultados en lugar de ignorar la posibilidad de que puedan suceder. Un ejemplo es la planificación de la jubilación. Entre las incertidumbres que enfrentan los adultos mayores (y que los adultos más jóvenes deben planificar) se encuentran la longevidad (tener ahorros para toda la vida), los riesgos de atención médica, los gastos de atención a largo plazo, el impacto de la inflación a lo largo del tiempo y los retiros de ahorro para la jubilación.
3. Vuelve a sentirte cómodo planificando
Cuando las personas no están seguras, a menudo no hacen… nada. Al igual que los ciervos en la carretera se quedan petrificados ante los faros de un auto en la noche, hay una tendencia a “permanecer firmes” y “ver qué pasa”.
Desafortunadamente, muchas personas han estado en un “limbo financiero” por varios años.
La clave para comenzar a hacer planes nuevamente es “comenzar poco a poco” con objetivos a corto plazo; como unas vacaciones en un estado cercano con la capacidad de cancelar reservas sin penalización de antemano, si es necesario. La pandemia fue un momento difícil para muchas personas, lo que significa que para es posible que te enfrentes a un pasado de al menos dos años en los que la planificación financiera no ocupó un lugar importante en tus prioridades.
3. Desarrolla la resiliencia financiera
Múltiples fuentes de ingresos pueden ayudar. Por ejemplo, un salario o ganancias estables de trabajo por cuenta propia, propiedades de alquiler, retornos de inversión y/o un “trabajo secundario” (trabajo independiente). Las habilidades laborales comercializables que pueden trasladarse a otro entorno laboral también son importantes. Un tercer recurso de resiliencia es una relación deuda-ingreso del consumidor baja (total de pagos mensuales ÷ ingresos mensuales netos) y un cuarto es un fondo de emergencia adecuado (3 a 6 meses de gastos básicos). Finalmente, las características personales, como el enfoque y el optimismo, también son recursos de resiliencia.
4. Manténte al tanto de las novedades económicas.
El mercado de valores de los EE. UU. y la economía en general tienen una larga historia de “recuperación” después de “shocks” que incluyen guerras, desastres naturales, recesiones, inflación y cambios políticos. El peor rendimiento en un plazo de 20 años para el índice Standard & Poor's 500, un punto de referencia para las acciones de grandes empresas estadounidenses, fue del 6,4 % para instrumentos a veinte años que finalizaron en mayo de 1979.
5. Ten una mentalidad de un inversionista
Tienes que estar preparado, psicológicamente, para ver cómo tu patrimonio neto disminuye durante las recesiones del mercado de valores y plantearte simplemente “sobrellevar” la situación y mantener tu posición. Para evitar tener que sacar dinero de las acciones en un momento inoportuno, coloca algo de dinero en activos equivalentes al efectivo pero que sean menos volátiles, como un fondo del mercado monetario. Esto es especialmente importante para los jubilados y la segmentación de activos; a menudo a esto se le denomina estrategia de “cubos”. Recuerda que una “pérdida de papel” es muy diferente a una pérdida de real de capital que solo ocurre cuando vendes tras una caída del valor en bolsa.
6. Haz pequeños cambios
Si la inflación o los cambios de trabajo están afectando las finanzas de tu hogar, es hora de revisar el flujo de efectivo. La forma más precisa de hacer esto es realizar un seguimiento de los ingresos y gastos durante uno o dos meses. Luego, calcula el porcentaje de los ingresos gastados en varias categorías de gastos, como vivienda y gasolina.
Muchas aplicaciones de presupuesto pueden hacer estos cálculos de manera muy eficiente.
Con los datos disponibles, el siguiente paso es identificar estrategias de reducción de gastos.
Los ejemplos pueden incluir:
- Pedir agua con las comidas del restaurante
- Eliminar un servicio de streaming (si tienes varios)
- Tele-trabajar un día más
7. Consigue toda la información y el apoyo que puedas
En tiempos de incertidumbre y estrés, es útil escuchar las perspectivas de otras personas. Por ejemplo, los baby boomers de 60 vivieron en primera persona la alta inflación de fines de la década de 1970 y principios de la de 1980; compartir esta experiencia con adultos jóvenes que la experimentan por primera vez es una buena idea. Los expertos también recomiendan crear y mantener una red de apoyo social (es decir, las personas que se preocupan por ti) y ponerte en contacto con agencias gubernamentales y sin fines de lucro locales para obtener apoyo financiero. Para encontrar los nombres de organizaciones locales sin fines de lucro llamando al 211 o en www.211.org.