Lamentablemente, el auto-sabotaje financiero es un comportamiento muy común. Hace unos años, ofrecí un taller un sábado por la mañana llamado “Qué hacer con tu devolución de impuestos“.
Tuve más de 30 personas inscritas. Dejaron comentarios como: “¡Esto realmente me va a servir!” y “¡Esto es exactamente lo que necesito!” Pero cuando llegó el día del taller, se presentó un gran total de cero personas.
Así es, cero. ¿Dónde estaban las personas que pensaban que lo necesitaban tanto?
Metas a corto y largo plazo
La verdad es que a la mayoría de las personas no les gusta que les digan qué hacer con su dinero, incluso cuando saben que no tienen ni idea de cómo utilizarlo.
Y la sensación de tener repentinamente una gran suma de dinero, como cuando recibimos una buena devolución de impuestos, puede hacernos sentir poderosos. En ese momento, podemos hacer cosas por nosotros mismos y por nuestra familia que normalmente no podríamos hacer.
Por ejemplo, una madre soltera puede tener un trabajo de tiempo completo y, por lo general, ganar lo suficiente para sobrevivir. Pero cuando declaras tus impuestos y recibes un reembolso, en este caso, digamos más de $1000, puedes darte el gusto de comprar cosas que normalmente o puedes.
Puedes llevarlos a cenar, comprar ropa o arreglarse el cabello o las uñas. Es posible que incluso des el enganche de un automóvil nuevo. Esto puede parecer agradable, pero la verdad es que se trata de un auto-sabotaje.
“Vivimos en una sociedad que insiste en que más es mejor, y constantemente se nos muestran mensajes de marketing en los medios que te recuerdan que no es suficientemente bueno hasta que compras su producto”, dice la consultora financiera Jenifer Sapel, directora ejecutiva de la firma de planificación financiera Utor Wealth. “Es una verdadera receta para el desastre financiero”- nos insiste.
“Cuando nos encontramos incómodos durante largos períodos de tiempo, como quien está al frente de un hogar financieramente inseguro, derrochar en compras proporciona un consuelo temporal que necesitamos desesperadamente, por lo que el ciclo continúa”, Sapel agrega.
Las tentaciones de derrochar parecen estar a la vuelta de cada esquina. Pero cuando las personas hacen estas compras, se están negando a aprovechar el dinero para, por ejemplo, pagar una deuda.
En esos momentos de “riquezas” temporales, los individuos no se inclinan por el camino frugal y responsable.
Pueden terminar gastando porque los fondos están en su cuenta y sienten que merecen una pequeña recompensa con el dinero que tanto les costó ganar. En ese momento, no piensas en la posibilidad de volver a estar donde estabas el mes anterior a recibir tu reembolso de impuestos.
Así que allí estaba yo ofreciendo una clase dinámica con la esperanza de guiar a algunas personas interesadas y aparentemente motivadas hacia el éxito, y nadie decidió presentarse. ¿Por qué? Porque ya habían decidido qué hacer con su dinero. No querían que los condenara por eso o que tratara de disuadirlos.
Lo entiendo: todas esas noches de insomnio preocupándote por el dinero y cómo vas a llegar al viernes. Todos esos días preguntándose qué vas a darle de comer a tu familia o dónde encontrar el dinero para las excursiones de sus hijos o los zapatos de fútbol.
Todo se queda en el camino a favor de la gratificación instantánea: lo quieres ahora, así que lo estás comprando ahora. Así es como funciona el auto-sabotaje.
Toda esa precaución anterior se la lleva el viento cuando se trata de prepararse para un futuro mejor. Pero, ¿y si te dijera que puedes salir de cualquier recesión financiera en la que te encuentres y aprender a dejar de vivir de cheque en cheque? Sí, se retrasará esa gran compra que querías hacer, pero eso te llevará a un lugar de equilibrio financiero.
El camino correcto
En primer lugar, no compres lo que vayas a comprar con tu reembolso de impuestos. A menos que sea un automóvil o alguna reparación que el coche necesite, retrasa todas las compras no esenciales. En su lugar, pospón cualquier riesgo de auto-sabotaje reservando el monto total de tus gastos mensuales. Digamos que tus gastos mensuales suman $1,200.
Aparta esa cantidad de tu reembolso y usa el resto para ponerte al día con las facturas. Toma esos $1,200 y paga todas tus facturas el primer día del mes. No uses el dinero de tu cheque de pago, solo el dinero que apartaste.
A partir de ahora, ahorra el dinero que te pagan durante el próximo mes. Luego, en el primero, usa ese dinero para pagar sus cuentas nuevamente.
¡Ahora ha creado un pequeño fondo de emergencia y ya no vives de quincena en quincena!
Esta gratificación retrasada es el primer paso, pero esencial, para vivir una vida de bienestar financiero.
Más consejos y trucos para tomar decisiones inteligentes sobre el dinero
Alrededor de dos tercios de las personas admite que han estado viviendo de quincena en quincena desde el inicio de la pandemia. Pero muchos de ellos aún pueden asegurar que podrían tener un futuro financiero cómodo si pudieran evitar el auto-sabotaje.
Si siempre sientes que estás un paso atrasado en el pago de tus cuentas, considera estos consejos sobre cómo poner en orden las finanzas:
1. Reduce tus gastos
Revisa todos tus gastos fijos y ve si hay algo que puedes eliminar. Habla con tu arrendador sobre cómo cambiar renta por mejoras en casa que puedas hacer tú mismo, o comunícate con tu banco para ver si pagar una hipoteca reduciría tus gastos. No está de más preguntar o incluso ofrecer servicios de trueque, si crees que puedes hacerlo.
2. Págate primero a ti mismo
No se auto-sabotees obstaculizando tus ahorros. Tu empresa te depositará directamente tu cuota de ahorro para el retiro. Te sorprenderías al saber que mucha gente reniega de esa cuota de menos que notan en su nómina sin darse cuenta que quizás es el único ahorro con el que cuentan.
Si eres tú quien tiene que hacer esas aportaciones, ve si puedes establecer un método automático por medio de una domiciliación para que no implique una inversión de tiempo y esfuerzo para ti. Algo que bien preferirías no hacer.
3. Recorta los gastos variables
¿Realmente necesitas una manicura todos los meses? ¿Qué pasa con las membresías o suscripciones recurrentes? Echa un vistazo a tu estado de cuenta y a la factura de tu tarjeta de crédito y ve si hay algo que puedas eliminar.
Otro movimiento inteligente es pedir que te saquen de las listas de correo electrónico de restaurantes, comida para llevar, ropa, y cualquier otra lista que te lleve a comprar algo que no necesitas. Elimina la tentación.
4. ¿Crédito? Olvídalo
Si tienes tarjetas de crédito de un mes a otro, deja de usar esas tarjetas ahora. Caer en la tentación de usarlas es una de las mejores formas de auto-sabotaje financiero.
Las tarjetas de crédito suelen tener tasas elevadas de interés. Como resultado, si gastas $80 con tu tarjeta de crédito pero pagas solo el saldo mínimo adeudado (digamos, $200 al mes), estarás acumulando una deuda de alto interés sobre el saldo restante. “Si esa tasa porcentual es del 20%, terminarás agregando $400 de pago de intereses el primer mes…”– nos dice el contador público Michael Potorti.
“Lo más probable es que las tarjetas de crédito te metan en muchos problemas: no te das cuenta del costo real de algo (como los cargos por intereses y las tarifas) hasta que terminas de pagarlo y sumas lo que realmente te costó”, explica Potorti.